miércoles, 4 de julio de 2012

RESUMEN DEL PROYECTO


El PAE chileno ha sido crudamente expuesto en los medios últimamente: falta de higiene en las cocinas y comedores, robo y venta de raciones, rompimiento de la cadena de frío, poca aceptabilidad de las minutas, incumplimiento de las Bases de licitación, carencia de Resoluciones Sanitarias en los colegios (sobre 70%) y episodios de trastornos alimenticios en los escolares (aunque estos han sido muy aislados).
Para la denuncia y reclamos JUNAEB tiene diversas modalidades: Call Center, redes sociales; incluso, se proyecta un par de canales más. Pero, tengo la impresión que ya no basta con denunciar, para mejorar el programa. Tampoco con aumentar el control: tenemos menos de 100 fiscalizadores (este año se redoblarán) pero ese tipo de control no basta cuando entregas de 2 millones de raciones diarias.
Por eso, intuyo, hay que invertir la figura, apelando al control social. Empoderar al usuario y a su familia. Que el sujeto al que va dirigido este producto --con la ayuda de sus padres y profesores--  construya/contribuya a su propia seguridad alimentaria.
Y de ahí la importancia del componente educativo como parte efectiva de la solución. Y no sólo para mitigar o reducir los riegos que conlleva todo proceso masivo de alimentación, sino para enfrentar el problema de salud pública más importante del país: la malnutrición (obesidad). Una paradoja si se piense que en 1964 el PAE nació para mantener a los niños en la escuela evitando la desnutrición.

LA CHILENA QUE SE PROPUSO CAMBIAR LA FORMA DE COMER EN LSA ESCUELAS DE USA



La nutricionista chilena, Sofía Bustos, expuso en una clase magistral en la UCINF sobre su exitoso proyecto “Come saludable, vive saludable” instalado en varias escuelas norteamericanas, el que le valió ser reconocida por la Primera Dama de EE.UU., Michelle Obama. En Chile, la Primera Dama, Cecilia Morel, la nombró embajadora del programa “Elige vivir sano”.
De paso en el país, Sofía narró la experiencia que la llevó a cambiar el modo de alimentarse de los niños en varias escuelas de Washington, a pesar de vivir inmersos en una cultura fuertemente influenciada por la comida chatarra. Un país, nos recuerda, donde un trozo de pizza es considerado vegetal, en la dieta escolar, porque lleva tomate.


Pero, ¿cómo lo hizo?
Primero, llamó a colaborar en el proyecto a los profesores del centro. Al principio, participaron incrédulos de que a los niños pudieran terminar comiendo con gusto las lentejas o incorporando fruta en el desayuno, como efectivamente ocurrió. También se incluyó a los padres de los niños. A los que se debió convencer que, comer sano no era más caro y que no se pretendía tampoco que sus hijos se convirtieran en veganos (vegetarianos).
Invitó a los padres, junto a los niños, a reunirse después de clases; pero no en torno a una charla sobre comida, sino en una clase de cocina que culminaba con la preparación de un plato que posteriormente todos degustaban.
En el reducido jardín del colegio, los estudiantes plantaron sus propias verduras. Se podía ver, a los niños de kínder, parados al lado del salad bar, ofreciendo cilantro cultivado por ellos a sus compañeros para la ensalada. Antes, muchos de ellos pensaban que el choclo era una cosa que salía de un tarro.
En esta misma lógica, se acercó a los productores locales. A tal punto fue exitosa esta modalidad que, posteriormente, el estado decidió incorporar incentivos para aquellos colegios que compraban productos del área.
Consecuencia de este proceso de cambio, se desarrolló un currículo educativo que fue aprobado --y quizá este es el mayor logro de esta chilena de poco más de 30 años-- por el ministerio de Educación de Estados Unidos, extendiéndose a otros colegios.
A pesar de los malos hábitos de alimentación de la población en Chile, esta nutricionista con estudios previos de bioquímica, tiene una visión optimista. Ella cree que aquí nos será más fácil revertir la situación porque está menos arraigada la comida chatarra. Aunque es muy consiente que no hay cambio sin educación. Un slogan que fue el telón de fondo de esta clase magistral organizada por la UCINF y donde participó Sodexo en actividades del Programa Vivir Bien, asociadas a la Beca de Alimentación para la Educación Superior (BAES). 
Verónica Ruz